sábado, 6 de diciembre de 2008

LA DILIGENCIA

TÍTULO ORIGINAL: Stagecoach
CALIFICACIÓN: 9
Fecha de visión: 29 de julio de 2.008
NACIONALIDAD: EE.UU.
AÑO: 1.939
DIRECCIÓN: John Ford
INTÉRPRETES: Claire Trevor, John Wayne, Thomas Mitchell, Andy Devine, John Carradine, George Bancroft, Louise Platt, Donald Meek, Berton Churchill, Tim Holt, Tom Tyler, Marga Ann Deighton, Franklyn Farnum, Francis Ford, Brenda Fowler, Robert Homans, Cornelius Keefe.
MÚSICA: Gerard Carbonara (sin acreditar)
FOTOGRAFÍA: Bert Glennon (blanco y negro)
GUIÓN: Dudley Nichols y Ben Hecht (este último, sin acreditar), basado en la historia "Stage to Lordsburg", de Ernest Haycox
CRÍTICA:
Western
Si "La diligencia" no existiera, habría que inventarla. Todos esos tópicos y clichés que han marcado el western clásico, se fijan o se originan a partir de esta película: el fuera de la ley movido por la venganza, los indios (y quién mejor que Jerónimo, al frente de sus apaches), el Séptimo de Caballería al rescate, el duelo final... Todo esto y mucho más se encuentra ya en esta magnífica obra, que ni siquiera es la cúspide en la carrera de su director.
Partiendo de un guión redondo, con un excelente estudio de personajes, y que es la base fundamental del filme, Ford nos invita a montar en su diligencia, mientras nos va presentando al resto de pasajeros. Y lo hace tan magistralmente que, a veces, nos basta una sola mirada para conocerlos, como la que cruzan Louise Platt y John Carradine antes de emprender la marcha. Compartimos trayecto con personas de un amplio espectro social, pero, salvo en el caso del banquero corrupto (e incluso en su caso, cómo no entender sus motivaciones), Ford no juzga, se limita a mostrarnos sus defectos y sus virtudes, sus diferencias insoslayables y como el valor o la caballerosidad pueden provenir tanto de una refinada educación sureña como de los toscos modales de un bandido evadido.
Con un plantel de actores en estado de gracia, hasta tal punto que los secundarios se meriendan a la pareja protagonista, amparados por una excelente fotografía y por una banda sonora perfecta, la película, a la que tal vez le sobre el colofón en Lordsburg, contiene una de las escenas más inolvidables y difíciles de rodar que se recuerdan: el asalto a la diligencia por los apaches, donde los especialistas brillan con luz propia. Mientras, en el interior del vehículo, tiene lugar el momento más emotivo del filme, con un Carradine inmenso (momento, por cierto, "homenajeado" por Darabont en "La Niebla, de Stephen King").
En definitiva, Cine en estado puro. Imprescindible.

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