LOS SIMPSON: LA PELÍCULA

TÍTULO ORIGINAL: The Simpsons Movie

CALIFICACIÓN: 5

Fecha de visión: 2.008

NACIONALIDAD: EE.UU.

AÑO: 2.007

DIRECCIÓN: David Silverman

INTÉRPRETES: Animación

MÚSICA: Hans Zimmer y Danny Elfman

FOTOGRAFÍA: Animación

GUIÓN: Matt Groening, James L. Brooks, Al Jean, Ian Maxtone-Graham, George Meyer, David Mirkin, Mike Reiss, Mike Scully, Matt Selman, John Swartzwelder, Jon Vitti, Joel Cohen, John Frink, Tim Long y Michael Price, basado en los personajes de la serie "Los Simpson", creada por Matt Groening

CRÍTICA:

Poder amarillo

Decir que "Los Simpson" es la mejor serie de televisión que jamás se haya emitido es, posiblemente, una exageración, pero no una exageración desorbitada; sus guiones, su humor, sus homenajes, la psicología de sus personajes, han hecho de ella todo un clásico y un icono imitado por doquier (a veces con éxito, como en "Padre de familia"), pero inalcanzable. Y aunque en las últimas tres o cuatro temporadas la serie haya sufrido una apreciable merma en su calidad, sus incondicionales seguimos fieles a la pantalla, esperando tiempos mejores.

Esos tiempos no van a llegar, evidentemente, de la mano de este largometraje, rodado en los peores momentos de la serie y consecuencia lógica de esta época de vacas flacas. Si la inmensa mayoría de los nuevos episodios de la serie son lisa y llanamente desilusionantes, este capítulo alargado y extendido llega incluso a ser aburrido, con contados instantes destacables, escaso ingenio y demasiada moralina.

No sé a ciencia cierta qué está pasando con la serie y, por ende, con la película; mi teoría particular es que los guiones se han vuelto, en cierta forma, más adultos, intentando, supongo, mantener el interés de la generación que cayó rendida a los pies del televisor, sin percibir que sufrimos todos el síndrome de Peter Pan, y, como Maggie, nos negamos a crecer. Sea como sea, el caso es que, sin haber cambiado nada, todo ha cambiado, y esta película no es más que el punto más bajo de una caída libre iniciada hace ya algún tiempo.

En fin, esperemos que sea también un punto de inflexión. Si no, siempre nos quedará Springfield....