lunes, 13 de julio de 2009

SWEENEY TODD: EL DIABÓLICO BARBERO DE LA CALLE FLEET

TÍTULO ORIGINAL: Sweeney Todd: The Demon Barber of Fleet Street
CALIFICACIÓN: 5
Fecha de visión: 20 de julio de 2.008
NACIONALIDAD: EE.UU., Gran Bretaña
AÑO: 2.007
DIRECCIÓN: Tim Burton
INTÉRPRETES: Johnny Depp, Helena Bonham Carter, Sacha Baron Cohen, Alan Rickman, Timothy Spall, Jamie Campbell Bower, Laura Michelle Kelly, Jayne Wisener, Edward Sanders, Gracie May, Ava May, Gabriella Freeman, Jody Halse, Aron Paramor, Lee Whitlock, Nick Haverson
MÚSICA: Stephen Sondheim (no original)
FOTOGRAFÍA: Dariusz Wolski (color)´
GUIÓN: John Logan, basado en el musical de Stephen Sondheim y Hugh Wheeler, adaptado por Christopher Bond.
CRÍTICA:
El barbero
Que Tim Burton es una voz disonante en el mercado cinematográfico estadounidense no es ninguna novedad; sus películas se alejan voluntariamente del espíritu imperante, buscando una originalidad que nadie puede negarle ni discutirle. Si a ello unimos una pose más o menos independiente y un aspecto radical y estrambótico, ya tenemos creado el arquetipo del director ajeno al sistema, el inconformista que no se vende (ejem, ejem...) y hace el cine que realmente quiere.
Pero, ¿qué ha hecho realmente Burton por el cine? Pues, resumiendo, un puñado de películas relativamente entretenidas, ampliamente sobrevaloradas y, eso sí, muy personales, que conforman una carrera llena de altibajos, donde la única que realmente merece un puesto en los altares es la excepcional "Ed Wood".
Centrándonos en la cinta que nos ocupa, nos hallamos ante la adaptación para la gran pantalla de un célebre musical de los ochenta, plagado de grandes canciones, por lo que se oye en la película, inspirado, a su vez, en una obra teatral que recogía una leyenda londinense, y sobre la que ya se hizo un filme en 1.936. Con estos mimbres, Burton se fabrica una película a su medida, oscura, tenebrosa y con muchos puntos en común con "Sleepy Hollow", aunque, a mi entender, no tan lograda.
A pesar de las esforzadas interpretaciones de la pareja protagonista y de la conseguida fotografía (conseguida porque es lo que Burton quería lograr: esos filtros azules...), lo mejor de la cinta sigue siendo el material de partida del musical, es decir, las canciones, mientras que la trama, simplona y predecible, apenas aguanta un somero examen. El resultado final, por tanto, es, cuando menos, decepcionante.

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