TÍTULO ORIGINAL: Le voyage dans la lune CALIFICACIÓN: 8
Fecha de visión: 13 de julio de 2.009
NACIONALIDAD: Francia
AÑO: 1.902
DIRECCIÓN: Georges Méliès (sin acreditar)
INTÉRPRETES: Victor André, Georges Méliès, Bleuette Bernon, Henri Delannoy, Brunnet, Jeanne d'Alcy, Depierre, Farjaut, Kelm (todos ellos, sin acreditar)
MÚSICA: Muda
FOTOGRAFÍA: Michaut y Lucien Tainguy (blanco y negro, ambos, sin acreditar)
GUIÓN: Georges Méliès (sin acreditar), basado en las novelas "De la Terre à la Lune", de Jules Verne, y "First Men in the Moon", de H. G. Wells.
CRÍTICA:
De la Tierra a la Luna
Para mí, en Cine, se reconoce a las grandes obras maestras, entre otras cosas, porque el tiempo no les afecta. Pueden haber pasado cincuenta, setenta u ochenta años desde su realización y, sin embargo, se muestran tan vivas y modernas como el día que se estrenaron.
Hay otras películas, esta, por ejemplo, en las que es necesario echarle un poco de imaginación y ponerse en el lugar (y, sobre todo, en el tiempo) del espectador de su época; situémonos, pues, a principios del siglo pasado, en París, e intentemos comprender el increible espectáculo que este cortometraje debió suponer para aquellos que asistieron a su proyección.
Méliès, como todo productor, se dedicó al negocio del cine para ganar dinero, y, para ello, hay que saber darle al público lo que quiere. Y en esos iniciales latidos de lo que luego sería el Séptimo Arte, la gente buscaba, principalmente, ser sorprendida y divertirse. Así, adelantándose a los principios que rigen el cine de autores como Hitchcock o Spielberg, verdaderos genios en lo de mezclar taquilla y calidad (y, si hay que elegir, taquilla sobre calidad), o a la concepción de George Lucas, de invertir en I+D para conseguir los mejores efectos posibles, el francés nos ofrece en este filme toda su artillería pesada: comedia desenfrenada, portentosos efectos especiales, una historia atractiva y bien hilvanada, suspense, acción, aventuras... ¡Por Dios!, si hasta incluye un grupo de chicas ligeritas de ropa (la carne vende, ahora y siempre).
Sí, Méliès fue un precursor, un artista, un mago. Pero, sobre todo, fue un industrial con mucha vista.