CALIFICACIÓN: 2
Fecha de visión: 5 de septiembre de 2.008
NACIONALIDAD: Nueva Zelanda
AÑO: 1.992
DIRECCIÓN: Peter Jackson
INTÉRPRETES: Timothy Balme, Diana Peñalver, Elizabeth Moody, Ian Watkin, Stuart Devenie, Brenda Kendall, Jed Brophy, Elizabeth Brimilcombe, Stephen Papps, Murray Keane, Glenis Levestam, Lewis Rowe, Elizabeth Mullane, Harry Sinclair, Davina Whitehouse, Silvio Fumularo.
MÚSICA: Peter Dasent
FOTOGRAFÍA: Murrya Milne (color)
GUIÓN: Stephen Sinclair, Frances Walsh y Peter Jackson, basado en una idea del primero
CRÍTICA:
Mamá sangrienta
Las gamberradas, si tienen gracia, pueden perdonarse y, por qué no, hasta jalearse, siempre que no hagan daño a nadie; lo malo es cuando, encima, no producen más que estupor o aburrimiento, como es el caso. No es que me apasione el gore descerebrado, eso es evidente, pero tampoco le hago ascos si está hecho con un mínimo de calidad e imaginación, si la historia que me cuentan es interesante o, al menos, no es una mera excusa para teñir de rojo la pantalla. O bueno, ya puestos, y como dije en el caso de "Demons", que sea un pestiño, pero un pestiño entrañable.
Pero cuando lo que tenemos es una película (y nominarla así ya es un halago) compuesta por una sucesión de situaciones sin ilación argumental, sin rigor, donde cabe todo lo que pase por la mente de los guionistas, y cuya única finalidad es montar una orgía final de sangre y casquería, pues entonces apaga y vámonos.
En fin, que para interpretar esto no hacía falta irse a hacer las Antípodas, Diana; mira si no "Killer Barbies".
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