CALIFICACIÓN: 5
Fecha de visión: 27 de mayo de 2.008
NACIONALIDAD: EE.UU., Canadá, Australia
AÑO: 2.003
DIRECCIÓN: Lawrence Kasdan
INTÉRPRETES: Morgan Freeman, Thomas Jane, Jason Lee, Damian Lewis, Timothy Olyphant, Tom Sizemore, Donnie Wahlberg, Mikey Holekamp, Reece Thompson, Giacomo Baessato, Joel Palmer, Andrew Robb, Eric Keenleyside, Rosemary Dunsmore, Michael O'Neill, Darrin Klimek.
MÚSICA: James Newton Howard
FOTOGRAFÍA: John Seale (color)
GUIÓN: William Goldman y Lawrence Kasdan, basado en la novela de Stephen King
CRÍTICA:
Los 4 Fantásticos
El caso de las adaptaciones al cine de las obras de Stephen King es muy curioso: salvo contadas excepciones (ahí está, por ejemplo, “El resplandor”, de Kubrick), las mejores películas que han nacido de sus novelas o cuentos cortos son aquellas en las que el componente fantástico brilla por su ausencia. Sin duda, esto es muy extraño, pues estamos hablando del rey de la literatura de terror del último cuarto de siglo, pero lo cierto es que parece haber una relación inversa entre la calidad del filme y la cantidad de elementos sobrenaturales que se incluyen en el material de partida. Para confirmar esto no hay más que comparar la cuatrilogía “Cuenta conmigo”, “Misery”, “Eclipse total (Dolores Clairbone)” y “Cadena perpetua” con cualquiera de los infumables bodrios cinematográficos o televisivos que han salido de la calenturienta mente del escritor.
En un punto intermedio, se hallan dos o tres películas que, originadas en relatos claramente fantásticos, han sido adaptadas con relativo éxito; ejemplos de este grupo son “La niebla”, de Darabont, y la cinta que nos ocupa. Centrándonos en “El cazador de sueños”, cabe decir que la adaptación de Goldman y Kaplan es bastante fiel a la novela de la que parte y que, en cuestión de argumento, no hay más cera que la que arde: no es una de las mejores obras de King, así que tampoco podemos pedirle peras al olmo (aunque menos material de partida tenía Darabont en “Cadena perpetua”, y mira…).
Pero es que tampoco en ningún otro aspecto brilla la película en demasía: las actuaciones, por regla general, son histriónicas; la dirección, sin garra, apenas cumple; no funciona como cinta de terror… Al menos, es un filme entretenido, que sirve para pasar el rato y olvidarlo en cuanto se ha terminado de ver.
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